martes, 25 de marzo de 2008

Niña de mirada triste y zapatos blancos


Martes 1:00 am, la oscuridad se hace hueco en una habitación llena de recuerdos, donde los suspiros retumban en el silencio, y los sueños se rompen porque sí...



Nadie dijo que fuera fácil. . .



Ver cómo a tu alrededor ellos se sienten queridos, acompañados, seguros... Y tú mantienes frías y distantes relaciones las noches de alcohol y locura, temiendo siempre no ser lo suficientemente buena, deseando egoístamente que tu único apoyo no se vaya de tu lado, fingiendo ser quien no eres y quien detestas ser: un ser frívolo e irracional que se deja llevar sin importarle el qué dirán, que no soporta miradas atrevidas pero se atreve a todo; que incluso por momentos se derrumba y deja a la niña que lleva dentro gritar.



Una noche como esta voy a trasladarme al pasado en mi máquina de coser... aquella que pedí insistente todo el año pero que cuando estuvo entre mis manos me dejó de insteresar. Mi carrito negro... ese que paseé emocionada por el parque, convencida de que algún día sería una madre excepcional.

Mis paredes, las cuales, embelesada, miré hora tras hora, descubriendo en algo tan simple como un trozo de cemento pintado, las más emocionantes historias.

Yo leía y releía mis libros, lloraba con Mogambo Molido, con el Cartero que se convirtió en carta, con Alicia y su país maravilloso...

Fue tan emocionante llevar mis primeros zapatos de tacón... Nunca olvidaré aquel vestido blanco, a juego con unos zapatos que hacían ruido a cada paso, como las chicas mayores, las chicas en las que siempre me quise convertir.

Mis Navidades eran únicas, la fecha del año con más sonrisas. Mi abuela siempre me necesitó para decorar la casa con el mejor gusto, mi tía guardaba las Onzas de chocolate solo para mí, y mi hermano bailaba conmigo y nuestros miles de peluches al son divertido de los villancicos de toda la vida.



La niña de mirada triste y zapatos blancos ha crecido. Ella ha dejado de creer. En su mundo de adultos no existen los Reyes Magos, los adornos han dejado de ser esenciales y las historias que la hicieron cerrar los ojos e inventar... no son más que cuentos estúpidos, así como lo es eso que algunos llaman amor.



Ha olvidado que todos tenemos nuestra Bestia particular, o nuestra ranita, o un caballero de brillante armadura que nos bese y transporte al infinito...



Nunca Jamás volverá a correr emocionada a saltar en los charcos o jugar con la nieve, las nubes son hoy para ella... símbolo de que va a llover,no un dragón enfadado.



Juró a las estrellas(esas en las cuales vivían cientos de personas) que evitaría ser una persona corriente y se dedicaría a creer en lo que nadie ve...



Sin embargo, tener fe en lo que no podemos ver o tocar no es un juego de niños. Por eso el tiempo pasó . . . y ella se transformó en una humana igual, borrando todo resquicio de una época mejor.

1 comentario:

Heriberto dijo...

Este escrito está padre, de verdad me gustó. No sé si te dediques a escribir, pero en este escrito lo haces muy bien... me recuerda un trabajo plástico de un amigo, parece y compruebo que en realidad "parece que la sensibilidad flota de un lado a otro, sin importar el tiempo y el espacio".