domingo, 23 de marzo de 2008

Y me marché.


Entonces deseé que cuando ya no estuviese, hubiera alguien que me recordara por algo, que escuchase una canción que trajera de vuelta mi memoria al menos por unos instantes, para así saber, que mi paso por la vida no había sido algo casual e indiferente, sino algo real.

Y me marché. Nunca fue fácil dejarlos atrás, pero no había otra opción.


Fue un soleado día cualquiera en mi otra vida cuando lo sentí. El sonido de que alguien te recuerda no es algo que pueda explicar con palabras. Simplemente vino a mí, y no tuve duda de que una persona, a lo lejos, pronunciaba mi nombre. . .

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